Mucho, y no siempre acertadamente, se ha hablado y se ha escrito en estos días pasados sobre la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, una reunión que ha supuesto un ejercicio nada desdeñable de catarsis de los obispos ante los grandes retos del presente: las relaciones con el gobierno, el proyecto de ley de educación, la COPE, la reforma de los Estatutos y el futuro de España, entre otros.